​Manu Sonora

Nacido en Madrid y con un espíritu muy despierto, ya desde niño y gracias a su importante estatura se coló en la movida madrileña para vivir y conocer en directo los acontecimientos musicales más importantes de las últimas décadas y a sus protagonistas. Atento siempre a las nuevas tendencias culturales y urbanas, ha compaginado a lo largo de mucho tiempo una vida profesional más estándar sin abandonar nunca la música, veneno que finalmente le venció y le movió totalmente su eje vital.

Sus raíces le hacen un experto en música negra, funky, R&B, y otras fusiones con las que bailó hasta ser campeón de break en sus inicios, pero las noches del Attica le hicieron morder la electrónica para no soltarla jamás.

Inició pronto su afición a pinchar, agasajando primero a sus amigos en fiestas particulares, para ir profesionalizándose poco a poco en pequeños locales de Madrid. Con su elegante mezcla y capacidad de empaste con el ambiente, comenzó a ser demandado en eventos sociales relacionados con la moda,  publicidad y tendencias, tanto en Madrid como por las ciudades que pasaba por otros motivos laborales, como Los Ángeles o Londres.

Con ganas siempre de crecer y buscando hacer sus propios sonidos, se aficionó a realizar remezclas para acabar haciendo sus propios temas, metiéndose de lleno en el estudio de la producción y composición. Es un largo camino el de la creación, en el que cada día se siente novato, pero por ello lo encuentra excitante, siendo consciente de que la música tiene muchos ingredientes complejos y emocionantes a dominar dentro de una tecnología y un mundo en continuo cambio, con el público que de allí se deriva. “Es importante atender a todos sus elementos con meticulosidad: El ritmo, el sonido y su perspectiva...Hay un estado de ánimo encerrado entre sus beats, melodías, y armonías y unas referencias que no puedes traicionar, pero que a su vez te sientes en la obligación de trasgredir para  sorprender poquito a poco al oyente.” Por ello, actualmente busca fusionar diversos estilos, recogiendo el pulso que le movió en otras décadas, hasta jugar con instrumentistas clásicos y su acerbo musical (para él lo más desconocido), integrando todo ello a través de las posibilidades de los nuevos filtros, modas y tecnologías.